FENACODEP

Federación Nacional de Comerciantes Detallistas de Provisiones

Desde su promulgación el 6 de noviembre de 1844 en San Cristóbal para establecer el estatuto jurídico-político del naciente Estado Dominicano la Constitución ha sufrido la enfermedad  permanente de las modificaciones que no le ha permitido tener por mucho tiempo tranquilidad institucional.

Las 38 modificaciones de que ha sido objeto se iniciaron 10 años después de su puesta en vigencia, es decir en 1854, cuando el general Pedro Santana obligó a los legisladores de entonces que   a eliminar el artículo 210 que restringía  los poderes que entonces le otorgaba al presidente de la República.

A partir de esa fecha, los presidentes, con muy pocas excepciones, una vez llegados al poder la han puesto al servicio de sus ambiciones continuistas pese  jurar solemnemente por Dios  que la harán cumplir por  tratarse de la ley principal de la nación.

Con muy pocas excepciones la Carta Magna, como también se denomina la Constitución, ha sido cambiada  con la intención de mejorarla al servicio del pueblo y no de un gobernante insaciable de poder, como aconteció el 19 de febrero de 1859 o, como se hizo en Moca en su segunda modificación.

La historia es larga porque hubo tiempos muy convulsos para la nación cuando, incluso se hicieron hasta dos modificaciones en un mismo año, como ocurrió en 1854. Hubo dos reformas a la Constitución. 

La primera fue promulgada el 25 de febrero, con la eliminación del artículo 210, que restringía los poderes del Ejecutivo y ampliando las facultades del Poder Judicial y del Congreso. La segunda fue proclamada el 23 de diciembre del mismo año. De nada ha servido el paso de los años, que el país haya sufrido varias  prolongadas dictaduras ni el ejemplo de otras naciones para que los gobernantes aprendan que el ejercicio del poder debe ser transitorio y que las instituciones deben estar por encima de los deseos personales.

Ahora nuevamente, como aconteció en  toda la segunda mitad del siglo 19 y al principio del 20,  legisladores hablan de modificación constitucional  con mucho orgullo e interés, al igual que lo hicieron los santanitas en 1854, para que un hombre siga en el poder a cambio de lo suyo.

La Constitución es la Ley Sustantiva del país y, es tiempo de colocarla en su justa dimensión con solemne respeto y valoración.

Deja un comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *.